Proveniente del latín Grandis Opera, la Gran Obra es, en pocas palabras, la piedra filosofal con la que los alquimistas creían se podía transmutar los metales en oro.
Al ser considerado el oro como un símbolo de perfección entre el resto de los metales, representaba al mismo tiempo un ideal y por tal motivo era denominado como la Gran Obra.
Sin embargo, la Gran Obra es mucho más que el proceso para elaborar la piedra filosofal, los alquimistas afirmaban que el resultado era una parte, pero también todo lo que implicaba, es decir, el estudio, la lectura, el tiempo invertido, la constante experimentación e, incluso, poner en riesgo su propia vida al manipular metales y fuego, la Gran Obra era pues, todo lo que llevaba a conseguir dicha piedra filosofal.
Andrea Aromático es uno de los principales defensores de todas las implicaciones alquímicas y humanas para llegar a la Gran Obra, mismas que quedaron plasmadas en su libro Alquimia, el secreto entre la ciencia y la filosofía:
Para los alquimistas esta denominación significaba mucho más que una sucesión de operaciones. Gran Obra significaba para ellos la búsqueda de los tratados, su adquisición y su atenta lectura; Gran Obra era también las noches en vela, las plegarias en espera de una revelación…(1)
Existían dos métodos alquímicos para llegar a la Gran Obra:
- La vía húmeda: un proceso bastante lento de varios días, incluso semanas, que requería utilizar bajas temperaturas y un sumo cuidado pues, era muy sencillo estropear toda la obra.
- La vía seca: más rápida que la anterior, pues sólo necesitaba de un par de días pero, en definitiva, requería de trabajo a temperatura muy alta y, desde luego, era más peligroso para el alquimista.
Mención especial merece la Gran Obra en la Masonería donde se entiende como la perfección de la vida humana tanto en lo individual, como en lo social; lo anterior, se adecuaría con el concepto de Gran Obra que nos ofrece Andrea Aromatico.
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