lunes, 19 de septiembre de 2011

La quinta escencia

El término quintaesencia es una palabra compuesta que se deriva del latín quintus y esencia, los antiguos alquimistas, quienes consideraban la existencia de cuatro elementos básicos en el universo —a saber: agua, fuego, aire y tierra—, utilizaban este término para referirse a lo que venía después de estos, es decir, un quinto elemento al que también se le denominaba éter o alma. Aunque el término Quintaesencia fue ampliamente utilizado por los alquimistas durante la Edad Media, este concepto es mucho más antiguo y tendríamos que remitirnos a la Grecia Clásica donde Empédocles comenzó a hablar de un quinto elemento perfecto existente en todas las cosas.
La quintaesencia es la perfección misma, la piedra filosofal, el elixir de la vida que sólo es posible una vez que se llega a un estado de pureza y se logra la transmutación en oro, que no necesariamente se refiere al metal, pues la quintaesencia reside en todas las cosas que existen en la Tierra.
Salomón la definía en los siguientes términos:
Quinto ser de una cosa mixta… Como un alma muy sutil extraída de su cuerpo y de la superfluidad de los cuatro elementos por una muy sutil y muy perfecta destilación, y por ese medio se espiritualiza, es decir, se vuelve muy espiritual, muy sutil, muy pura, como incorruptible, astral y celestial…
Sin embargo, no sólo Salomón y Empédocles intentaron explicar la Quintaesencia, a lo largo de la historia muchos alquimistas e incluso frailes trataron de estudiar, entender y desvelar la Quintaesencia. El alquimista francés Cyliani en su famoso libro Hermes desvelado, publicado en 1832, decía que la Quintaesencia era:
Debe tenerse cuidado de no perder la más mínima porción, pues es la verdadera quintasencia del oro común regenerado, en la cual se convergen los tres principios que se asocian…
En el siglo X de nuestra era, Hugo de Santalla en su De secretis naturae defendía la “existencia de un elemento primordial en forma de calor o espíritu ígneo, de sutil consistencia material, que estaría presente en todo el universo, dotándolo de movimiento, comunicando sus partes, y que sería capaz tanto de formar como de descomponer cualquier sustancia natural.
Es en pleno siglo XIV que París se levanta como una ciudad de vital importancia en los estudios de a Quintaesencia, gracias al desarrollo y publicación de los textos Textus alkimie publicado en París alrededor del año 1325, así como el Liber super textum hermetis.
Independientemente de quien haya creado y/o desarrollado la teoría, la quintaesencia se entiende entonces como la verdadera naturaleza de las cosas en su estado más puro y perfecto y por tanto, difícil de alcanzar e incluso, de ver.
Desde un punto de vista cósmico, la Quintasesencia puede ser denominada como materia oscura o antigravedad. Desde luego, son pocos los científicos que se han logrado poner de acuerdo en torno a la existencia de este “quinto elemento” y como es algo que no se puede ver o tocar, resulta difícil que sea aceptado desde escepticismo. SIn embargo, desde el punto de vista que sea definida, la quintaesencia es una energía que reside en todas las cosas y de una pureza imposible de igualar por cualquier elemento terrestre.
Fuente: Rodríguez Guerrero, José Desarrollo y madurez del concepto de Quintaescencia alquímica en la Europa Medieval

"el blog que no debe ser nombrado" - Shaka -

lunes, 12 de septiembre de 2011

El fuego

El fuego, al igual que la sangre y el agua, ha formado parte importante de la historia humana, se le ha visto como un elemento propio de los dioses y también ha sido un elemento importante en los rituales religiosos de la mayoría de las civilizaciones antiguas. La estrecha relación del fuego con el ser humano no es gratuita, el fuego ha jugado un rol imprescindible en el desarrollo de la humanidad; se puede afirmar que de hecho, el uso del pulgar oponible y el control del fuego —en primer lugar como método de cocción de los alimentos y para mantenerse calientes—, son los dos eventos que sentaron la pauta para que la evolución del ser humano fuera posible.
De esta manera, que el hombre aprendiera a controlar el fuego originó el carácter sagrado del fuego, en primera instancia era importante mantenerlo encendido (tarea fácil para el hombre primitivo); esto, a su vez originó los primeros cultos en torno a este elemento, por ejemplo, los romanos formaron la orden sacerdotal de las vestales integrada por mujeres vírgenes encargadas de mantener vivo el fuego de Vesta, diosa del fuego y la chimenea familiar, es decir, que el fuego se convirtió también un elemento unificador de la familia.
Pero además de ser un elemento relacionado con la familia, el fuego al proporcionar calor y resguardo pronto comenzó a ser relacionado también con el Sol, lo que a su vez dio origen a los primeros cultos en torno a este astro. Diferentes civilizaciones alrededor del mundo, su principal deidad era la encarnación misma del Sol, y por ende, del fuego: en Egipto, Ra, el dios solar dador de vida, responsable de la muerte y la resurrección; en el México prehispánico, Tezcatlipoca, dios azteca del sol y hacedor de todas las cosas, etc.
Algunas otras culturas, creían que el fuego era un espíritu que necesitaba mantenerse y alimentarse, y la manera de hacerlo era a través de los sacrificios humanos, que más tarde y con la llegada de las “religiones monoteístas,”: especialmente el cristianismo, se convertirían en prácticas satanizadas.
En este mismo orden de ideas, tampoco es gratuito que el catolicismo, que es la religión por antonomasia en el mundo, también comenzara a relacionar al fuego con la divinidad, de hecho, en la Biblia existen más de 500 referencias en torno al fuego, de las cuales 90 se relacionan directamente con Dios. Asimismo, el fuego además de divino, también tuvo un poder purificador, por lo cual no es extraño que en algún momento el fuego comenzó a relacionarse con las fuerzas del mal y, específicamente con el infierno.
El fuego fue pues, para algunos, fuerza destructiva y maligna, mientras que para otros era ante todo un elemento dador de vida y renovación. En la Grecia clásica, el filósofo Heráclito decía que el fuego estaba relacionado con los dioses y con el orden del universo; asimismo, en la mitología griega Prometeo robó el fuego a los dioses para obsequiarlo a los humanos, quienes se habían visto privados de este elemento como castigo impuesto por Zeus (el principal dios del panteón griego) cuando fue engañado por Prometeo.
El fuego también cobró gran importancia con la llegada de la alquimia, donde fue vista como símbolo de vida, de energía y de movimiento. Durante el magisterio, pasos alquímicos para lograr la Gran obra (obtención de la piedra filosofal), el primer proceso, conocido como primera obra, consistía precisamente en encender el fuego secreto cuya principal característica era vivificar todo el proceso alquímico. El fuego era pues, un elemento indispensable para lograr la transmutación de los metales en oro. Además la alquimia consideraba a la salamandra como el espíritu del fuego pues se creía que ésta nacía, vivía y se alimentaba de éste.
Otra figura mítica fuertemente relacionada con el fuego era el Ave Fénix a la que se le confería gran poder al ser capaz de renacer de sus propias cenizas, para muchas civilizaciones simbolizaba el fuego y la vida y la muerte.

"el blog que no debe ser nombrado" - Shaka -

viernes, 9 de septiembre de 2011

La Gran obra

Proveniente del latín Grandis Opera, la Gran Obra es, en pocas palabras, la piedra filosofal con la que los alquimistas creían se podía transmutar los metales en oro.
Al ser considerado el oro como un símbolo de perfección entre el resto de los metales, representaba al mismo tiempo un ideal y por tal motivo era denominado como la Gran Obra.
Sin embargo, la Gran Obra es mucho más que el proceso para elaborar la piedra filosofal, los alquimistas afirmaban que el resultado era una parte, pero también todo lo que implicaba, es decir, el estudio, la lectura, el tiempo invertido, la constante experimentación e, incluso, poner en riesgo su propia vida al manipular metales y fuego, la Gran Obra era pues, todo lo que llevaba a conseguir dicha piedra filosofal.
Andrea Aromático es uno de los principales defensores de todas las implicaciones alquímicas y humanas para llegar a la Gran Obra, mismas que quedaron plasmadas en su libro Alquimia, el secreto entre la ciencia y la filosofía:
Para los alquimistas esta denominación significaba mucho más que una sucesión de operaciones. Gran Obra significaba para ellos la búsqueda de los tratados, su adquisición y su atenta lectura; Gran Obra era también las noches en vela, las plegarias en espera de una revelación…(1)
Existían dos métodos alquímicos para llegar a la Gran Obra:
  1. La vía húmeda: un proceso bastante lento de varios días, incluso semanas, que requería utilizar bajas temperaturas y un sumo cuidado pues, era muy sencillo estropear toda la obra.
  2. La vía seca: más rápida que la anterior, pues sólo necesitaba de un par de días pero, en definitiva, requería de trabajo a temperatura muy alta y, desde luego, era más peligroso para el alquimista.
Mención especial merece la Gran Obra en la Masonería donde se entiende como la perfección de la vida humana tanto en lo individual, como en lo social; lo anterior, se adecuaría con el concepto de Gran Obra que nos ofrece Andrea Aromatico.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Los elementos de la alquimia

A pesar de que en este blog hemos hablado mucho sobre alquimia, su origen, objetivos (búsqueda de la piedra filosofal y el elixir de la vida), e incluso hemos hablado de los alquimistas más famosos de todos los tiempos, aún no hemos tenido la oportunidad de detenernos a examinar y a hablar de los elementos en los que está basada.
Como podrán imaginar, la alquimia sentó sus bases en los cuatro elementos de la naturaleza, es decir, Tierra, Agua, Aire y Fuego que al ser unidos, se suponía, daban como resultado un quinto elemento, mejor conocido como la quintaesencia y que era considerada como la representación de la perfección y la pureza. Algunos creían que este quinto elemento se alcanzaba cuando se lograba transmutar cualquier metal en oro; aunque hay quienes afirmaban que la verdadera transmutación resultante de la combinación de los cuatro elementos alquímicos era el alma.
Es importante tener presente, sin embargo, que la alquimia más antigua no se refería a estos elementos como los concibe actualmente la química o la física modernas, para la alquimia estos elementos eran simples cualidades primarias existentes en todas las cosas.
El filósofo griego Empédocles entre los años 493-434 a.C estudió ampliamente el tema y los llamaba las 4 raíces, pues los elementos eran vistos como la raíz de todas las cosas, algunos filósofos y estudiosos posteriores a Empédocles, como es el caso de Aristóteles, siguieron los preceptos de éste.
También es importante hacer notar que para la alquimia cada uno de los cuatro elementos, conocidos también como elementos iniciáticos representaba un temperamento o cualidad distinta: el fuego era el impulso; la tierra, la forma; el agua la formación y el viento el movimiento. Sin embargo, los elementos de la alquimia pueden también ser vistos como elementos activos masculinos, aire y fuego; mientras que los elementos pasivos femeninos son el agua y la tierra. Por último, hay quienes afirman que los elementos alquímicos guardan estrecha relación con el estado en que la materia se presenta en la naturaleza, de esta manera, la tierra representaría el estado sólido; el agua, el líquido; el viento el gas; y por último el fuego representaría la energía.
Pero hablemos más detalladamente de los 4 elementos de la alquimia:
  • Tierra: como pasivo femenino es la forma, la razón y el sentido común.
  • Aire: considerado un activo masculino, el aire se asociaba con la creación y también con el origen de la palabra, por ende, de la comunicación. Además de representar al movimiento eterno.
  • Agua: fuente y origen de todas las cosas, considerada femenina y madre de todo lo existente, fuente de purificación eterna.
  • Fuego: el fuego era un elemento activo masculino que simbolizaba la energía y el movimiento, al igual que el agua, tenía el poder de la purificación y representaba además la luz y el calor.
"el blog que no debe ser nombrado" - Shaka -
Con la tecnología de Blogger.

Followers