El escarabajo fue, junto con el gato, uno de los animales más preciados en el antiguo Egipto, tal fue su importancia que llegó a considerársele incluso un ser sagrado. Cuando los antiguos egipcios veían al escarabajo pelotero (Scarabaeus sacer) empujar una masa de estiércol hacia una madriguera de la que después nacían nuevos escarabajos, inmediatamente comenzaron a relacionarlo con un animal sagrado que impulsaba el sol de la mañana y traía consigo el renacimiento.
Asimismo, de acuerdo con la religión egipcia, se creía que este escarabajo pelotero sólo era de sexo masculino y para reproducirse depositaba sémen en la pelota de estiércol —aunque más tarde se sabría que realmente el escarabajo macho empujaba la pelota de estiércol a la madriguera donde la hembra la almacenaba para alimentar a sus futuros huevecillos—; por tal motivo, pronto comenzaron a relacionarlo con Khepri o Jepri (proveniente de la raíz egipcia jeper que significa existir o nacer) un dios escarabajo asociado con Atum, el dios del sol y el más importante del panteón egipcio, considerado en la cosmogonía de dicha cultura el creador, “El que existe por sí mismo”, el dios sol que representaba a su vez la vida eterna y la resurrección. Más adelante Kephri fue identificado con Ra, el “Gran Dios” que daba y quitaba la vida y, conforme a las distintas creencias e influencias, más tarde ambos se fusionaron para formar al dios Atum-Ra y en esta forma es un dios tanto solar como terrestre o “Señor de los Límites del Cielo”.
Este insecto cobró tal importancia que, al ser asociado con los dioses más importantes del panteón egipcio, pronto comenzaron a ser utilizados como amuletos que daban al que lo portara tanto vida como poder. Estos amuletos con formas de escarabajos eran útiles para protegerse contra el mal y recibir a su vez, poder y vida todos los días. De igual manera, dado que es escarabajo estaba relacionado con el renacimiento, los egipcios comenzaron a colocar en el pecho de las momias un “escarabeo-corazón”, un amuleto tallado en piedra verde que sustituía a su corazón y que según sus creencias protegería el alma de su dueño en el juicio de Osiris, consistente en hacer que el corazón del muerto colocado en una balanza estuviera en perfecto equilibrio con la pluma que se colocaba en la otra parte de la misma balanza.
Los escarabeos eran tallados en distintas piedras y minerales como el lapislázuli, el granito, la amatista, incluso se han encontrado algunos tallados en hueso o marfil y, en algunos casos especiales, en oro.
Por último, la figura del escarabajo también fue utilizada como sello real; se piensa que el primero en darle esta finalidad fue Thutmosis III, sexto faraón de la Dinastía XVIII que gobernó entre 1479 y 1425 a.C, y uno de los faraones más importantes de la cultura egipcia, quien además conquistó varios territorios en 17 guerras. Se dice pues que durante el reinado de este Thutmosis III se comenzó a escribir en los escarabeos el nombre del faraón y que también acostumbraba a firmar los decretos con su monograma.
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