Purgatorio en
Resulta
En Lucas 12:58-59 leemos lo siguiente:
58 Si alguien te acusa de hacer algo malo en su contra, arregla el problema con esa persona antes de que te entregue al juez. Si no, el juez le ordenará a un policía que te lleve a la cárcel. 59 Te aseguro que sólo saldrás cuando hayas pagado hasta el último centavo.
Aquí podemos leer claramente que existe un lugar de castigo; sin embargo, no es un castigo eterno como el que las almas reciben en el infierno, sino un castigo pasajero hasta que la culpa puede ser perdonada.
Otro pasaje bíblico que nos deja muy clara la existencia de un lugar de expiación de los pecados es en Hebreos 11:35
35 Las mujeres recobraban resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor.
Por último, en Corintios 3:12-15 leemos sobre el día del Juicio y la salvación de algunas almas que no son completamente puras:
13 La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
El Purgatorio es pues un estado temporal con los castigos necesarios para purificar el alma y que alcance la salvación, pero que en ninguna medida se acercan a los castigos eternos del infierno.
Hay además algunos teólogos y místicos que señalan que el purgatorio se vive aquí en la tierra, siendo experimentada la purificación después de la muerte mientras que se vaga como alma en pena. Los vivos no podrían ver a las almas en pena salvo algunas excepciones. En este sentido, alma en pena pareciera corresponder al concepto de fantasma. Al respecto, el Apocalipsis anuncia: “El Anciano me replicó: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero.»” (Apocalipsis 7:14).
El Antiguo Testamento se refiere al concepto en el libro segundo de los Macabeos (12:45): “Pero él presumía que una hermosa recompensa espera a los creyentes que se acuestan en la muerte, de ahí que su inquietud fuera santa y de acuerdo con la fe. Mandó pues ofrecer ese sacrificio de expiación por los muertos para que quedaran libres de sus pecados”. Sin embargo, este libro -como el resto de los Deuterocanónicos- no es aceptado por los protestantes.
Entre los lugares del Antiguo Testamento protestante que
Muchos serán purificados, emblanquecidos y refinados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos comprenderá, pero los entendidos comprenderán.
Daniel 12,10
A este tercio lo meteré en el fuego, lo fundiré como se funde la plata, lo probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo lo oiré. Yo diré: 'Pueblo mío'. Él dirá: 'Yahveh es mi Dios'.
Libro de Zacarías 13,9
Desde la perspectiva católica y copta, se piensa que los pasajes anteriores dan a entender que en el "otro mundo" las almas podrán ser purificadas (limpiadas) de la mancha de ciertos pecados, ya perdonados en cuanto a culpa; ese otro mundo no puede ser el infierno, pues en él ya se está condenado; tampoco el cielo pues nada que tenga mancha entrará ahí, por lo que este lugar debe ser un estado temporal.Desde la perspectiva protestante, estos pasajes se refieren a la purificación de la fe de los verdaderos cristianos mediante las pruebas de este mundo, ya que una vez terminada esta vida, ya no hay fe, sino conocimiento real de la existencia de Dios, y certeza del cielo y del infierno, puesto que Cristo habría hecho propiciación por todos aquellos que lo aceptan y los habría limpiado completamente de todo pecado, santificándolos en sí mismo para su acceso al cielo. Sin embargo esta perpectiva es refutada por San Pablo en Col 1,24 "Completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo, a favor de su Cuerpo que es
A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.
Mateo 12,32 (Nueva Versión Internacional)
La anterior cita se refiere a que no hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios, mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Al señalar que el pecado contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en esta vida ni en la otra, se entendería que Dios (Jesús) se está refiriendo a ese pecado específicamente, y que por lo tanto, de ello se entendería que existen pecados (veniales) que sí podrían ser perdonados en la otra vida. De lo contrario hubiera dicho simplemente “El pecado contra el Espíritu Santo no será perdonado” o “no será perdonado en esta vida”.Un pasaje en el que se ven implícitas no las penas infinitas del infierno, sino penas finitas de donde sí se saldrá:
Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.
Mateo 5, 5-26
Y donde se observa que Cristo explícitamente mostró que para diferentes grados de pecados hay diferentes sanciones:Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego.
Mateo 5,22
También pueden ser citadas las siguientes:Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.
(Lucas 12, 47-48. Biblia de Jerusalén)
La obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa. Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego.
(1 Corintios 3, 13-15. Biblia de Jerusalén)
Que el Señor conceda misericordia a la familia de Onesíforo, pues me alivió muchas veces y no se avergonzó de mis cadenas, sino que, en cuanto llegó a Roma, me buscó solícitamente y me encontró. Concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor aquel Día. Además, cuántos buenos servicios me prestó en Éfeso, tú lo sabes mejor.
(2 Timoteo 1, 16-18. Biblia de Jerusalén)
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